lunes, 25 de octubre de 2010

Detrás del Caballo de Paso

El Caballo de Paso Peruano es un animal magnifico, dócil y con una elegancia al caminar que ningún otro caballo puede imitarlo.

Pero no es que le enseñen a bailar y caminar con elegancia y gran porte, por el contrario, ellos ya nacen con ese estilo por decirlo así, está es sus genes, está es su sangre, ese estilo de andar ya lo llevan por sus venas, lo único que hacen los entrenadores, que en muchos casos son los mismos chalanes, es entrenarlos, es explotar su capacidad de bailar y ejercitarlos en la práctica.

La vida de este magnifico animal no solo es exhibiciones, bailes y demostraciones de cómo danza la marinera. Por el contrario, tras todo ello, hay una vida de cuidado, alimentación, cariño, entrenamiento y amabilidad.

Este magnífico y majestuoso animal hace que el nombre del Perú este en lo alto de todo el mundo, imponiendo respeto y admiración tanto a los peruanos como a los extranjeros.

Es parte de nuestra cultura, es un emblema nacional que hay que seguir cuidando con esmero y dedicación para que así, sigamos demostrando todo lo que tenemos en nuestra rica y maravillosa cultura nacional.  

Historia


Sin lugar a dudas, los más remotos ancestros de los actuales ejemplares estarían en aquellos caballos que trajo consigo Cristóbal Colón al Nuevo Mundo desde la Península Ibérica al desembarcar en la isla Guanahaní que actualmente forma parte de las Islas Bahamas. Esas calientes tierras caribeñas fueron un lugar propicio para su desarrollo. Entre los tipos de equinos -que comenzaron a poblar el Continente Americano- se pueden mencionar al Berberisco, el Árabe y el Andaluz. Animales fuertes y arrogantes que sirvieron de transporte al conquistador Francisco Pizarro y a los soldados a su mando en su periplo por el Sur; desconcertando a los nativos por su enorme tamaño, quienes los imaginaban cual centauros en una sola anatomía con el jinete.

Una vez establecidos en el Perú, estos cuadrúpedos fueron sometidos al agreste terreno peruano, contrariamente a como vivían en tierras occidentales. Al principio se les utilizó para transporte, convirtiéndose luego en indispensables piezas de trabajo pesado especialmente para las faenas agrícolas.

El medio ambiente, la variada geografía, la árida y caliente costa, las abundantes y empinadas quebradas y el frío intenso en los Andes, conformaron un caballo distinto, sobrio y frugal; capaz de resistir largas jornadas de viaje. Un paciente trabajo de selección genética durante más de 300 años, resultó finalmente en los hermosos ejemplares que hoy en día mostramos al mundo con singular orgullo.

Lo cierto es que ese modo peculiar en el andar del caballo peruano de paso se debe a su combinación de sangres, pues ni bien llegado al Perú, el ejemplar español fue expuesto a un proceso de selección, en mezcla de sangres de diferentes tipos de equinos: las jacas (yeguas de pequeña estatura) navarras y castellanas con las de los Berebere y Árabe.

El híbrido resultante conservó de las jacas la elevación de los miembros delanteros; de los Berebere, el modo de andar o ambladura y algunos rasgos exteriores; y, finalmente, del árabe, su delicada belleza.

Pero fue del Berebere, que mantuvo casi intacto la sincronía en su andar, en ese movimiento de patas en forma lateral, mano y pata a la izquierda y mano y pata a la derecha; o en la forma de cruz o diagonal, similar al de un felino, añadiéndose a estas, las otras particularidades propias del caballo de paso peruano.


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